Retrato de Una Mujer en Llamas

Adrian Cruz García
6 min readMar 3, 2020

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Adèle Haenel abandona la ceremonia de los premios César el pasado 28 de febrero de 2020. Fuente: Instagram/@adelehaenel

Se llama Adèle Haenel. Es actriz, coprotagonista de una de las mejores películas del 2019, “Retrato de una Mujer en Llamas” de la directora y guionista francesa Céline Sciamma. El año pasado, Haenel reveló que había sido acosada sexualmente por el director Christophe Ruggia cuando hacía su primera película y tenía entre 12 y 15 años. Ha sido noticia porque lideró el grupo de unas pocas mujeres que abandonaron el recinto cuando, en febrero pasado en los premios César franceses, se coronó a Roman Polanski como Mejor Director.

Polanski violó a Samantha Geimer en Los Angeles en 1977, cuando ella tenía 13 años. Tras admitir el delito y cumplir unas semanas en prisión, el director huyó del país cuando su defensa descubrió que el juez pretendía utilizar su caso para sentar una sentencia judicial ejemplarizante, pero irregular, de 50 años. Es prófugo de la justicia norteamericana desde entonces, aun cuando conciliara con la víctima en 1988 por un monto no revelado. Como era de esperar, muchos amigos del cineasta cerraron filas con él y no dudaron en descalificar a la chica y su madre cada vez que los medios, ávidos de re-victimización, les dieron un espacio. Y a pesar de todo, deseosa de poder dejar atrás ese amargo trauma, Geimer perdonó a Polanski públicamente en 1997.

El tiempo pasó y el caso continuó atrayendo atención, como lo revelaron el documental de Marina Zenovich de 2008, “Roman Polanski: Wanted and Desired” centrado en el polémico proceso judicial que desembocó en la huida del director, o “Roman Polanski: A Film Memoir” de 2011, de Laurent Bouzereau, interesado más en explorar una vida de luces y sombras desde el punto de vista del mismo protagonista. Aún así, parecía que los años transcurridos, la conciliación acordada, el perdón recibido, y la continuidad de publicación de películas relevantes, le permitirían por fin al cineasta hablar con su obra más que con sus antecedentes criminales.

Pero en 2010, la actriz británica Charlotte Lewis lo denunció por haberla abusado sexualmente en 1983 (o sea, 6 años después de su anterior delito), cuando ella tenía solo 16 años. En 2017, otra mujer, identificada solo como Robin, lo acusó por similares cargos en 1973, cuando tenía también 16 años. Ese mismo año, la ex actriz Renate Lange, reveló haber sido violada por él en 1972, cuando ella tenía 15 años. Y el año pasado, la actriz y fotógrafa Valentine Monnier, indignada por lo que consideraba un uso hipócrita del caso Dreyfuss por parte del director (la acusación falsa a un oficial judío, que es el tema de su última película “El Oficial y el Espía”), denunció que la había violado en 1975, cuando ella tenía 18 años.

Una amiga psicóloga me decía que los violadores y agresores sexuales tienen una tasa muy baja de rehabilitación. La cantidad de denuncias de parte de mujeres agredidas por Polanski siendo menores de edad, permiten inferir el perfil de un pedófilo en serie que, a pesar de ello, logró siempre evadir la justicia y disfrutó hasta la fecha, de reconocimientos y aprecio por parte de gente admiradora y organizaciones aduladoras.

Por eso era de esperar que la indignación por el César a Mejor Director trascendiera el gesto digno de las actrices que abandonaron la gala. La escritora Virginie Despentes publicó un demoledor artículo el pasado 1 de marzo en el periódico Libération, titulado “Césares: de ahora en adelante, nos levantamos y nos vamos”. En su furibundo texto, retrata el cinismo crónico del poder patriarcal, sintetizándolo así: “la boca, la cierras, tu consentimiento, te lo metes por el culo, y sonríes cuando te cruzas conmigo, porque soy poderoso, porque tengo toda la pasta, porque soy el jefe.”

La semana pasada, cayó el célebre tenor Plácido Domingo, después de negar por meses las decenas de acusaciones de abuso sexual en su contra. Las investigaciones comprobaron sus delitos y todo el séquito de chupamedias que lo acuerparon, esta vez guardaron silencio. Él pidió perdón. Demasiado tarde, ¿quién le va a creer ahora?

Estos casos de hombres blancos famosos, talentosos y millonarios, son solo la punta del iceberg. Por cada uno de estos poderosos favorecidos por la impunidad del sistema, hay miles de otros hombres comunes que en ciudades y pueblos alrededor del mundo, perpetran a diario los crímenes más indignantes contra mujeres, minorías étnicas, menores de edad y gente sexualmente diversa.

El problema es tan gigantesco, en cada rincón del planeta, tan profundo, en cada capa de la sociedad, que es difícil no sucumbir a la impotencia y el pesimismo. Recién hace unas horas, unos matones se tomaron el tiempo para insultar y agredir salvajemente a unas mujeres trans en el centro de San José, mientras filmaban y publicaban en redes sociales su odiosa fechoría.

La repulsión me obligó a recordar uno de los ritos iniciáticos machistas de adolescencia. En aquellos lejanos ochentas, cuando el primer amigo obtenía licencia para conducir, el resto nos aventurábamos con el afortunado para ir a vacilar con trabajadoras del sexo o mujeres trans en la noche capitalina. Aún era un colegial cuando con mi compadre, nos dirigimos a la llamada zona roja y entablamos conversación con una esbelta mulata trans. Al poco de charlar, mi colega empezó a cuestionar socarronamente su identidad sexual. Su advertencia no detuvo la joda. De repente, mi amigo arrancó el vehículo intempestivamente mientras la mujer nos retaba a gritos. Al preguntarle qué había pasado, me miró con el ojo completamente hinchado. El golpe había sido tan fulgurante, que ni me percaté cuando lo impactó. Sobra decir que nunca más volvimos a recurrir a tan mezquino pasatiempo. Nos fue bien. Al conocido de un amigo, días más tarde, cuando se asomó borracho por la ventana del auto en marcha para insultar a un grupo de mujeres trans, lo recibió un botellazo que le borró la sonrisa de cuajo. Era la pedagogía del puñetazo, que el patriarcado hegemónico imponía a sus hijos desde la más tierna edad. Y era también la constatación de lo insuficiente que resultaba el tener una crianza humanista en el hogar, si se chupaba machismo en cada rincón del mundo exterior.

Por eso cuando la educación fracasa, y las instituciones de seguridad y justicia erran sistemáticamente, y los medios son cómplices, y los hombres fallamos miserablemente una y otra vez en cambiar nuestros patrones de comportamiento tóxico, se entiende que ellas lo quieran quemar todo.

Marcha contra violencia hacia las mujeres, Ciudad de México, 16/08/2019. Autor: Christopher Rogel Blanquet

El próximo 8 de marzo van a marchar otra vez. A mostrar su indignación, siempre atizada por la memoria de los feminicidios de turno, así, en plural. Atestiguar esa ira puede ser inspirador, sobrecogedor y a veces hasta atemorizante. “Me parece muy bien que tengan miedo”, me dijo hace poco una querida amiga cuando debatíamos sobre el tema del consentimiento. Me llevó días entender que no era un señalamiento personal, pues esto no se trata de uno, un varón privilegiado. Esto sobre algo monstruosamente grande y muy, pero muy feo, que sigue pisoteando y explotando a la gente discriminada de todo el orbe. Porque el patriarcado no solo roba, maltrata y humilla. También mata. Cada hora, cada día. De ahí que la dimensión de la bronca de ellas es justa y necesaria, porque mientras a los hombres nos desvela la posibilidad de una reputación injustamente manchada, ellas se preocupan por llegar a casa vivas e íntegras. Así es la brecha. Así es la furia. Y así es la culpa de este sistema. Que arda pues, que a toda la humanidad le conviene.

Fuentes:

AFP (2019). Pressure mounts on Roman Polanski over new sexual assault allegation. Recuperado de: https://www.theguardian.com/film/2019/nov/11/pressure-mounts-on-roman-polanski-over-new-sexual-assault-allegation

AFP (2019). Woman accuses Roman Polanski of raping her in 1975 when she was 18. Recuperado de: https://www.theguardian.com/film/2019/nov/08/woman-accuses-roman-polanski-of-raping-her-in-1975-when-she-was-18

Despentes, Virginie (2020). Désormais, on se lève et on se barre. Recuperado de: https://www.liberation.fr/debats/2020/03/01/cesars-desormais-on-se-leve-et-on-se-barre_1780212

Gidman, Jenn (2019). French Movie Industry Has Shocking #MeToo Moment. Recuperado de: https://www.newser.com/story/282778/french-star-director-kissed-touched-me-when-i-was-a-kid.html

Gidman, Jenn (2020). Polanski Won a Big Award. They Stood Up–but Not to Clap. Recuperado de: https://www.newser.com/story/287573/polanski-won-a-big-award-they-stood-upbut-not-to-clap.html

Hare, Breanna (2011). Roman Polanski apologizes to victim in documentary. Recuperado de: https://edition.cnn.com/2011/09/28/showbiz/celebrity-news-gossip/roman-polanski-documentary-apology/index.html

Jerez, Melissa (2020). Hombres se burlan y dan golpiza a mujeres transgénero en San José. Recuperado de: https://amprensa.com/2020/03/video-hombres-se-burlan-y-dan-golpiza-a-mujeres-transgenero-en-san-jose/

Ximénez de Sandoval, Pablo. Una investigación concluye que Plácido Domingo acosó sexualmente a mujeres y abusó de su poder. Recuperado de: https://elpais.com/sociedad/2020/02/25/actualidad/1582614942_347764.html

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Written by Adrian Cruz García

Apegado al cine y adicto a la música. Gusta de impartir clases y ha hecho sus cosas audiovisuales. Escribe a ratos, porque no sabe tocar piano.

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